López Obrador es accountable de una buena parte de las muertes por la COVID-19
**El nivel de irresponsabilidad y la falta de accountability con la que el presidente López Obrador y su gobierno han manejado la pandemia provocada por la COVID-19, es casi criminal, y mejor dicho sin el casi, es criminal.
López Obrador, al igual con Johnson en la Gran Bretaña donde hoy en día, 4 de junio, ha habido 281,661 personas contagiadas y 39,904 muertos, Bolsonaro en Brasil con 595,112 contagiados y 33,038 muertos, Trump en Estados Unidos con 1,913,463 contagios y 109,726 muertos, entre otros, “destacan” sin lugar a dudas, como los jefes de gobierno que peor han sabido enfrentar la pandemia.
Al tiempo habrá oportunidad que la historia juzgue a estos irresponsables, pero por el momento, tenemos que ser los ciudadanos quienes nos responsabilicemos de que el futuro político de estos personajes, a los cuales les quisiera poner un adjetivo, que, por respeto a mis lectores y a estas páginas, no lo expreso, pero se lo podrán imaginar.
Las condiciones de España, Italia y Francia son dignas de un apartado especial por sus condiciones demográficas.
Hay un caso excepcional de muy mal manejo, que es Suecia, con 41,883 contagiados y 4,562 muertos, para una población de apenas 10 millones de personas, donde el epidemiólogo en jefe de la Agencia de Salud Pública, equivalente a una secretaria o Ministerio, debería ser colgado de una plaza pública. Esta agencia tiene una gran independencia del gobierno y por ello el actual Primer Ministro, en realidad tuvo muy poco que hacer en el caso. Además, Suecia, como México, es de los países que menos pruebas ha hecho en relación a su población. Al menos, este epidemiólogo, el pasado 3 de junio, aceptó plena responsabilidad y se hizo accountable, de la mala estrategia llevada a cabo, “se deberían haber implementado más restricciones desde el principio”, y ante la pregunta de si se hubiera seguido otra estrategia, se hubieran evitado tantas muertes, fue contundente: “sí se podrían haber evitado”.
Suecia suma prácticamente al 80% de los muertos entre todos los países nórdicos con sólo el 38% de la población total.
También se deberán analizar los casos de Holanda y Bélgica, donde el número de contagios y muertos, en proporción para sus poblaciones, han sido especialmente altos.
México con 11,729 decesos oficiales, el séptimo país en el mundo con más muertos y con 101,238 casos de contagio, el 14º en el mundo, a pesar de que es un pésimo ejemplo mundial en falta de aplicación de pruebas para saber si hay personas contagiadas.
Tenemos gobiernos y ciudadanos que han manejado extraordinariamente bien la situación, con más de 440 mil contagios, en Rusia “sólo” han muerto 5,384 personas, o en Chile con casi 120 mil contagiados hay 1,356 decesos, y qué decir de Alemania que con 184,835 casos de contagio tiene a la fecha 8,724 muertos y seguramente será el país que más rápido saldrá de la crisis económica, por el extraordinario manejo que la canciller Angela Merkel ha tenido de la situación.
Destacan también la India, Turquía, Qatar, Arabia Saudita, Bangladesh y Perú que tienen altos niveles de contagios, pero, proporcionalmente, muy pocos decesos: casos ejemplares como el de Indonesia que con más de 270 millones de habitantes tiene apenas 29 mil contagios y 1,721 muertos, o Japón con más de 126 millones de habitantes sólo ha tenido 17,698 contagios y 913 muertos. Sólo el 17% de contagios, con muchas más pruebas hechas que en México y sólo el 8% de muertes en relación con nuestro país.
El subsecretario López-Gatell (1969, es decir, tiene 51 años) es un mediocre funcionario con muchos estudios, que parece que la han servido de poco y que ha salido a la luz pública en este gobierno, ha sido el responsable de la vocería y me imagino que de algunas de las pésimas estrategias implementadas por el presidente López Obrador y su “gabinete” para prevenir y combatir la epidemia de la COVID-19. Su jefe el “secretario” Jorge Alcocer Varela (1946, con 74 años) es igual que un cero a la izquierda o una “H” muda, es decir, no sirven para nada. Y por cierto, acaba de ser evaluado como el peor secretario del gabinete, que ya es mucho decir, porque entre la señora Rocío Nahle, que es de pena ajena por sus múltiples errores, decisiones y declaraciones, y la secretaria del trabajo, Luisa María Alcalde, que se dedica a conseguirles trabajo a sus parientes en el gobierno, en lugar de generar trabajo para los mexicanos, y que anda envalentonada en el súper sin mascarilla o cubrebocas, haciéndose la simpática o la rebelde.
La estrategia del gobierno del presidente López Obrador, si se le puede decir estrategia, fue no hacer pruebas de forma masiva, que ha sido fundamental en el éxito de las estrategias de Japón o Corea del Sur, o hacer las menos posibles, 303,461 al día de ayer, es decir el 0.003% con relación a la población total de nuestro país, de cerca de 127 millones de habitantes.
Otra de las “grandes” ideas del señor López-Gatell fue decir que no se usarán cubrebocas, a pesar de la recomendación de la Organización Mundial de la Salud y de lo dicho en innumerables ocasiones por responsables en el manejo de la pandemia en países como España e Italia. Pasados más de 50 días desde que se detectó el primer caso de coronavirus en México, dijo que mejor sí convenía usar los cubrebocas… Pero él, como su jefe y el jefe de su jefe, siguen sin usarlo con mucha frecuencia en eventos públicos y hasta han sido fotografiados en la calle sin el mismo.
En febrero, cuando ya había alarmas de la pandemia en Asia, principalmente en China, el gobierno mexicano tuvo “a bien” vender a precios de ganga cubrebocas –producidos en México de la mayor calidad y de los muy pocos que son reconocidos por su utilidad para enfrentar en la línea de batalla la COVID-19– a China, que en abril recompró a varias veces el precio original de la venta. Se habla de que fueron recomprados a 30 veces su valor de venta original. El subsecretario López-Gatell acepta en una entrevista para The Economist que fue un grave error y da una serie de estúpidas explicaciones para justiciar la inverosímil decisión del gobierno del presidente López Obrador.
En enero, febrero, marzo y hasta mediados de abril, el presidente, siguió haciendo declaraciones, donde recomendaba a la gente seguirse abrazando, dando besos, tener reuniones y él haciendo giras, donde besaba a niños haciéndoles cariños excesivos, que obviamente fueron ampliamente criticados, por las dos razones.
López Obrador desmanteló el frágil sistema de salud que había antes de su llegada al gobierno, sin tener listo uno nuevo y que fuera mejor, al crear el desastroso Instituto Nacional para la Salud para el Bienestar (INSABI) que ha dejado a miles de pacientes de cáncer, principalmente a niños, sin las medicinas para continuar sus tratamientos y a decenas de miles de pacientes mal atendidos, o peor aún, no atendidos. México gasta apenas el 2.5% de su PIB en salud, muy por debajo del 6% que lo hace en promedio los países de la OCDE. Pero eso sí, se tiran miles de millones de dólares en PEMEX, en el absurdo aeropuerto de Santa Lucía, en la locura de la refinería en Dos Bocas, en Tabasco, y en el ecocidio que significa el Tren Maya.
La suspensión de las medidas extremas, a partir del pasado 1 de junio, es un GRAN error, que costará miles de víctimas adicionales, a las más de 11 mil que ya lleva México y que según el propio gobierno podrían sumar más de 30 mil.
Y me podría seguir en las causas por las cuáles puedo decir que el presidente López Obrador ha manejado pésimo la pandemia y es responsable directo (accountable) de la muerte de muchas personas que no tenían por qué haber muerto si su gobierno estuviera manejando de forma correcta esta gravísima pandemia, que ha causado la muerte de más de 390 mil personas a nivel mundial en apenas seis meses.
Nos toca ahora ser accountable a nosotros los ciudadanos para votar con responsabilidad en las próximas elecciones y elegir la calidad y capacidad de los gobernantes que queremos tener.