¿Qué pasa en nuestro cerebro cuando sufrimos de depresión?
- Una de las enfermedades mentales más peligrosas es la depresión, la cual puede acarrear problemas existenciales, personales y sociales en quienes la padecen. ¿Cuál es la química detrás de este padecimiento y cómo afecta nuestro cerebro?
La depresión puede ser el resultado de un desbalance químico en los neurotransmisores del cerebro, los encargados de mandar mensajes y señales a las neuronas. Los neurotransmisores también controlan los cambios de humor y cuando no funcionan bien, pueden causar cambios drásticos en el bienestar mental de una persona.
Esta enfermedad mental puede desarrollarse tras eventos de alto estrés como la muerte de un ser querido, por tomar cierto tipos de medicamentos, por cambios hormonales y/o por cambios químicos en el cerebro.
Una de las partes que se ve afectada en el cerebro es el hipocampo, el cual procesa la memoria a largo plazo. Las personas con depresión tienen su hipocampo más pequeño que aquellas que están mentalmente sanas. Además, cuando una persona experimenta altos niveles de estrés, esta parte del cerebro no puede producir células nerviosas.
Efectos de la depresión en el resto del cuerpo
La depresión no solo te hace sentir mentalmente decaído, también puede afectar otras partes de tu cuerpo. Algunos de los síntomas físicos de la depresión son la fatiga crónica, insomnio, dormir de más y dolor en partes del cuerpo sin aparente explicación.
El umbral del dolor puede verse alterado por el funcionamiento anormal de los neurotransmisores cerebrales, como la serotonina o la dopamina, lo cual hace que los que sufren depresión seas más sensibles al dolor. Otro cambio físico que puede derivar de la depresión ocurre en la vista. Algunos estudios encontraron que las retinas de pacientes deprimidos eran menos sensibles al contraste. La visión de contraste depende de las células que a su vez dependen de la dopamina, cuya producción se reduce en las personas con este padecimiento.
La depresión aumenta el riesgo de padecer enfermedades físicas ya que cuando estamos estresados nuestro sistema inmunológico se debilita y no puede combatir infecciones de la misma manera. Esto se debe a que los corticosteroides, hormonas estresantes, pueden suprimir al sistema inmune al reducir la cantidad de linfocitos, células encargadas de atacar a cuerpos extraños que ingresen a nuestro cuerpo.
Las estaciones del año también producen cambios de humor en las personas debido al incremento o reducción de neurotransmisores como respuesta del cerebro al cambio de clima. A este padecimiento se le conoce como trastorno afectivo estacional.
Cuando hay menos luz solar en el día el cerebro puede reaccionar produciendo más melatonina, mientras que cuando hay más luz solar, como en el verano, se produce más serotonina. Estos desbalances pueden resultar en depresión estacional en personas mentalmente sanas que aparentemente no tienen motivos para estar deprimidas.
Otro tipo de depresión que puede surgir en mujeres que no tienen factores de riesgo es la depresión gestacional, la cual se deriva por los cambios hormonales que todas las mujeres embarazadas experimentan en su cuerpo.
La depresión como pandemia
Según cifras de la Organización Mundial de la Salud, más de 300 millones de personas sufren de depresión a nivel mundial, 10 millones de ellas en territorio mexicano, y fue catalogada como la epidemia del Siglo XXI.
Las causas de la depresión pueden ser varias, pero lo más importante es aceptar el padecimiento y olvidar los tabús para que sea tratada con seriedad al buscar ayuda médica y emocional.
Dependiendo de cada persona y el nivel de depresión que tenga, los profesionales de la salud pueden ofrecer terapias psicológicas y/o medicamentos para aliviar los síntomas de este mal e incluso suprimirlo por completo.